A Nuestra Economía Se Le Ven Las Costuras
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octubre 17, 2025
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Esta tribuna fue publicada en Expansión en octubre de 2025.
España es el alumno aventajado entre las grandes economías europeas. Nuestro PIB creció un 0,8% entre abril y junio de 2025 y estamos superando con nota uno de los trimestres más agitados de los últimos tiempos en el plano internacional, repleto de aranceles, guerras e inestabilidad. Además, en 2024, la economía española supuso el 30% de todo el crecimiento registrado en la zona euro, y este año podría repetirlo gracias al sólido gasto de los hogares, el impulso del turismo y el incremento de la inversión, que, por ahora, están siendo ajenos tanto a las tormentas que nos rodean. Estos factores han reemplazado al consumo público y a las exportaciones, con menos empuje. Lo anterior se refleja en la mejora de calificación de la deuda pública por parte de las agencias de rating (Standard & Poors, Moodys y Fitch).
Uno de los mayores soportes de esta situación es el empleo, con casi 22 millones de cotizantes a la Seguridad Social, algo nunca visto y que supone dos millones más que en los años de la burbuja inmobiliaria. Detrás de esta cifra está que, en los últimos siete años, España ha recibido a dos millones de migrantes, al tiempo que ha reducido en un 40% la tasa de desempleo. Son dos millones más de consumidores de productos y servicios que han impulsado nuestro PIB.
Sin embargo, esta llegada masiva de inmigrantes no ha supuesto ni un gran aumento del PIB per cápita ni una mejora profunda de la economía. En el caso del PIB per cápita por la elevada carga impositiva, consecuencia de no deflactar el IRPF pese a la inflación. Luego está el asunto de la calidad de ese empleo. Siempre hemos sido un país de bajos salarios, lo que se ha acrecentado con este flujo migratorio. Estos dos millones de personas reciben sueldos bajos por su escasa cualificación. Ocupan puestos de alta temporalidad a los que se dedica poca inversión en formación, -y, por lo tanto, son de baja productividad- relacionados con la hostelería, el turismo, la agroindustria y el pequeño comercio.
Reparar esta costura para que nos encaje bien el traje económico requiere aprovechar este momento -y los fondos europeos- y transformar nuestro patrón de crecimiento hacia uno más productivo. La transición energética y digital es una oportunidad, pero también un reto porque falta inversión sostenida en I+D, reindustrialización e inversión en redes de distribución eléctrica mientras los elevados niveles de deuda de los promotores de renovables nos recuerdan a lo ocurrido con el sector inmobiliario a comienzos de los 2000.
La segunda costura en el traje tiene que ver con los salarios y la renta media real disponible. Esta renta media es la que queda tras descontar los impuestos y teniendo en cuenta las diferencias de poder de compra entre países y la evolución de los precios; en España está casi congelada desde el 2010, con una subida del 1,6%, mientras que en la UE ha crecido un 20% de media, según los datos recientes de Eurostat. Lo de los salarios no pinta mejor. Según el BCE, mientras que el sueldo bruto medio anual en España creció un 17% en los últimos cinco años, los alimentos lo hicieron un 34%. Es cierto que el SMI ha subido un 60%, pero es igualmente cierto que la mitad de los asalariados en España cobran 23.349 euros o menos. Además, desde 2008 los ingresos reales de los trabajadores de entre 18 a 29 años han caído un 3% frente al incremento del 18% que han experimentado los mayores de 65 años, consecuencia de que la pensión media se ha impulsado un 28,6%. Quizá esta situación esté relacionada con que las encuestas den a Vox el 30% del voto de los jóvenes de entre 18 y 34 años.
La tercera costura (y aún hay más) tiene que ver con las pensiones. España es un país de bajos salarios y altas pensiones públicas, y eso provoca un conflicto generacional y un alto gasto para el Estado. Seguir subiendo las pensiones supone descuidar el déficit público, que está en el 102,3% y su volumen neto crece cerca de un 4%. Se podría hacer como Italia que no indexa las pensiones altas con las inflación o incentivar fiscalmente las pensiones privadas para tener colchón de déficit que nos permita endeudarnos cuando se acaben los fondos europeos.
¿Cuándo será eso? ¿Cuándo vendrá “el invierno”? Puede que cuando se acaben los Fondos Europeos, en 2027-2028. Será el momento de tomar “decisiones difíciles”, como ya ocurrió en el 2012-2014.
Una última cosa. No es una costura, es una realidad de la que nadie presume: entre 2019 y 2023 el porcentaje de niños que aseguran llegar al colegio con hambre ha aumentado un 55%, hasta alcanzar al 26% total de la infancia. Ese porcentaje sube al 52% en el cuartil de hogares con menos ingresos; en 2019 era del 40%. Son datos que cuestionan la eficacia de las políticas sociales de un gobierno progresista, incluido el ingreso mínimo vital. Como ha señalado el profesor Antón Costas, “se ha roto el puente entre crecimiento económico y condiciones de vida”.
Publicado
octubre 17, 2025
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